«Arquitectura en el cine silente» (Por Begoña Eguskiza)


«ARQUITECTURA EN EL CINE SILENTE»

La arquitectura aparece en el cine desde el primer momento que aparecen las imágenes en movimiento. En las filmaciones de los hermanos Lumière, aunque no contaron historias en ellas, aparecían casas y fábricas. Los primeros decorados eran copias de los escenarios del Vodevil, pero enseguida, como hemos podido comprobar con Segundo Chomón y Alice Guy, sus películas ya requerían la construcción de decorados específicos que era parte de la trama y que situaba al espectador en el espacio y tiempo, sea pasado, presente, futuro, real o irreal.
El arquitecto y diseñador francés Robert Mallet-Stevens dijo en 1919:

«El decorado para ser un buen decorado, debe actuar. Tanto si es realista, expresionista, moderno o histórico, debe empeñar su función. Debe presentar al personaje antes de aparecer en escena, indicar su posición social, sus gustos, sus hàbitos, su estilo de vida y su personalidad».
Juan Antonio Ramírez, en su libro «La arquitectura en el cine. Hollywood la edad de oro» (Ed. Alianza) expone los seis puntos de la arquitectura cinematográfica.

1. Es fragmentaria, sólo se construye lo necesario para la filmación. La imposibilidad de construir techos, para facilitar la iluminación y la toma de sonido, marcó la estética cinematográfica que privilegiada los pavimentos, hasta que llegó «Ciudadano Kane».
2. Altera los tamaños y proporciones, bien para realzar a los personajes frente al decorado, bien para dar la impresión de una grandeza desmesurada.
3. Presenta curiosas deformidades, plantas trapezoidales, salientes àngulos y relieves imposibles en la vida real, tanto para fines prácticos como expresivos.
4. Es exagerada, realzando los elementos con significado.
5. Es elàstica ( debido a la fragilidad de los elementos, paradójicamente se salvaron grandes decorados de terremotos) móvil y reutilizable.
6. Es rápida y los decorados no tienen valor más allá de la filmación. Aunque construir una casa en un estudio pueda resultar más caro que una casa de verdad.

Fue en la Alemania de la posguerra donde la arquitectura cinematográfica cobró un papel fundamental y la política influyó en todas las artes. En 1917 el estado creó la UFA, transmisor de propaganda estatal y en oposición al cine que venía de Hollywood, había tres millones de alemanes que iban al cine cada tarde. El estado redujo el gasto en construcción de edificios y unos pocos vieron en el cine, el vehículo perfecto para mantener vivas sus ideas.

Estudios UFA

Asociaciones de artistas, arquitectos y directores formaron movimientos, uno de ellos era la Film League, al que pertenecen películas como «El Golem», «Nosferatu»,«El Gabinete del Doctor Caligari» y «Metrópolis». Eran los inicios del Expresionismo alemán. Màs que un estilo con características propias comunes, fue una actitud y una forma de  entender el arte. Aglutinó a artistas de diferentes tendencias , diferente formación y nivel intelectual. Defendían un arte más intuitivo y menos formal, que predominase la visión interior de los artistas, se alejaron del Naturalismo y de el Realismo.

«El Golem» (1919)de Paul Wegener con Hans Poelzig, el creador de los decorados, fue el principio del expresionismo alemán, el filme está ubicado en el barrio judío de Praga, se construyó una ciudad completa, hasta el último detalle, con arquitectura gótica que le confiere ese aire grotesco lleno de secretos.  Estos decorados son menos gráficos que en el Gabinete y Metrópolis pero supuso el desarrollo de la arquitectura en el cine.

Robert Wiene, venía del teatro, hijo de actor fue director teatral y también actor lo que le permitió dar el salto al cine con grandes conocimientos sobre los decorados. En 1919 con «El Gabinete del Doctor Caligari» lo demuestra. Considerada la primera película expresionista por su distanciamiento del realismo. La escasez de recursos agudizan el ingenio de ahí la iluminación del claroscuro debido a las bajadas de potencia eléctrica. Utilizaron àngulos peraltados y fondos pintados , hay un magnífico contraste de luces y sombras, dando mayor irrealidad a los rostros de los personajes maravillosamente maquillados.
Los decorados se encargaron a Hermann Warner y a los pintores Walter Reinnmann y Walter Bohring. Los àngulos puntiagudos y las asimetrías arquitectónicas, como vemos en edificios, ventanas y puertas y el uso de telas pintadas como escenarios, quitan profundidad de campo dando mayor sensación de claustrofobia y consiguiendo un ambiente amenazador, oscuro y tenebroso.

Otro claro ejemplo es «Metrópolis» (1927) de Fritz Lang, considerada la obra maestra en arquitectura cinematográfica. El padre de Fritz Lang había sido arquitecto y el director cursó estudios de arquitectura, sin llegar a acabarlos, en Viena y de diseño gráfico.
En los años 20 los cineastas europeos se empezaron a fijar en el cine norteamericano, en 1924 Fritz Lang viaja a Estados Unidos con el fin de estudiar los métodos técnicos de la industria norteamericana, visita Nueva York, desempeñando esta ciudad un papel importante para los futuros diseños de la ciudad de «Metrópolis», como el propio director solía recordarlo.
La arquitectura recrea la división existente entre el mundo subterráneo de los trabajadores, con su atmósfera sombría y opresiva. Edificios todos iguales y carentes de accesorios aparecen alrededor de una plaza desierta, sin vida y desprovista de humanidad bajo la cual se encuentran las catacumbas, una zona clandestina, aquí los elementos arquitectónicos se basan en unas escaleras, nichos  y largas cruces.

La parte alta de la ciudad donde hay un estilo monumental. Los Jardines del Edén con sus gigantescas estalactitas, el estadio deportivo de inspiración clásica, el despacho de la torre de influencia Art Decó, de moda en esos años por las clases pudientes, también la casa del pecado «Yoshiwara» claramente oriental, asociado lo oriental tradicionalmente a lo sensual, exótico y pecaminoso, la siniestra mansión del científico con tintes medievales, emulando a los alquimistas y la catedral gótica indicando su espiritualidad . Estos decorados revelan el gran conocimiento que tenía Fritz Lang en las artes, dominando la luz, el espacio y el tiempo, como más tarde demostraría en su etapa americana. Metrópolis se caracteriza por sus dimensiones gigantescas, pasadizos elevados, tráfico incesante terrestre y aéreo, edificios inspirados en los rascacielos de N.Y.  y presidiendo el conjunto se alza la majestuosa fortaleza en forma de estrella y coronada por cinco pistas de aterrizaje. Erick Kettelhut, el creador de los bocetos de los decorados, era uno de los artistas más importantes en aquel entonces. Era diseñador de decorados y pintor y junto a sus colaboradores Vollbrecht y Otro Hunter fueron los encargados de diseñar el paisaje urbano . Kettelhut realizó una serie de dibujos con pintura al óleo y témpera  sobre cartón. Carpinteros, electricistas, fontaneros y pintores llevaron a cabo una labor de artesanía, estuvieron 310 días y 60 noches de rodaje. 

Bocetos de Erich Kattelhut

La idea futurista de Fritz Lang, los diseños de Kattelhut, las nuevas técnicas de rodaje y escenografía, como la técnica Shüfftan*, hicieron de «Metrópolis» la obra más significativa del expresionismo alemán y fue reconocida como «Patrimonio de la Humanidad».

Al otro lado del charco, la situación era bien diferente. Los años 20 fueron una etapa de prosperidad económica en E.E.U.U. esta prosperidad duraría hasta el Crack del 29 .En esos años de prosperidad Hollywood se convierte en el centro industrial cinematográfico y D.W. Griffith el creador del modelo americano conocido como «El padre del cine moderno».

«Intolerancia» de 1916, considerada una de las películas más caras de la historia del cine y una de las obras clave junto a las ya mencionadas en lo que a decorados se refiere, cambia la forma narrativa,  enlaza cuatro historias diferentes en diferentes contextos históricos con un nexo común, la intolerancia religiosa y social. Son cuatro películas en una: La caída de Babilonia, Jesucristo, La noche de San Bartolomé y La madre y la ley. Los cuatro escenarios son muy distintos entre sí, pero al contrario que en el expresionismo alemán, estos son realistas.

En «Jesucristo» es una reproducción de Jerusalén, imitando los materiales de la época a la perfección y en el » Día de San Bartolomé» hace lo mismo, reproduce una ciudad del s.XVI, con sus calles, las casas tanto el Interior como el exterior, reproduciendo hasta la suciedad de las fachadas. Lo mismo ocurre con «La madre y la ley» ambientada en los principios del siglo XX , nos da una información exacta de cómo era N.Y. en esa época y por último «La caída de Babilonia», donde el tamaño de las imágenes son reales, las reprodujeron a tamaño natural, hasta la puerta de Istar imita el sistema de apertura. Para mover estos enormes decorados utilizaron elefantes y eran tan grandes que tuvieron problemas para encuadrarlos, así que construyeron unas torres  de 70 m. de altura, sobre raíles y con ascensor de manera que el cámara , Billy Bitzer, pudiera filmar desde las alturas mientras se iba acercando poco a poco al escenario. Rodó junto a su ayudante, Carl Brown, 100.000 m. de película unas 76 horas, que se redujo finalmente a 14 bobinas , poco más de 3 horas. Las murallas tenían la altura de una casa de cuatro pisos. Entre figuristas, carpinteros, pintores, electricistas, obreros y técnicos fueron empleadas 60.000 personas durante 22 meses y 11 días para la realización. Era tan complicado coordinar a tanta gente que Grifith se rodeó de numerosos ayudantes, uno de ellos Monte Blue utilizaba pistolas de señalización para guiar a tanta gente. Para el transporte , avituallamiento y la comanda de este «ejército» se construyeron redes telefónicas y ferroviarias. La película costó 2 millones de dólares de la época, resultó tan costoso demoler los decorados de madera y estuco que perduraron 10 años más. Estuvo en cartelera 22 semanas pero el fracaso fue total, demasiado vanguardista para la época. D. W. Grifith estuvo el resto de su vida pagando la deuda.

En los años 30, aparece el sonido  y la arquitectura cinematográfica va perdiendo espacio, técnicos, artistas, directores , guionistas y músicos se establecieron en Los Ángeles huyendo del régimen nazi y de la persecución a los judíos que se produjo en Europa antes y durante la II Guerra Mundial. Comenzaba «La Era Dorada».

 *La técnica en cuestión fue ideada en  1923  por el fotógrafo alemán Eugen Schüfftan, (Les yeux sans visage, Georges Franju 1960) quien  le  dio  su  nombre. El método Schufftan es   bien conocido por su utilización en  Metrópolis, y su  aplicación práctica  es  tan  ingeniosa  como  sencilla.

Imagine el lector una cámara situada en ángulo lateral ante una mampara transparente que en su centro tiene colocado un espejo. El espejo refleja un decorado que figura la puerta de un castillo, y en este decorado se sitúan los actores que interpretan la escena. Tras la mampara hay una maqueta del castillo completo, coincidiendo el espacio reflejado en el espejo -la puerta construida en la que están los actores- con la puerta real de la maqueta. De esta forma, en una sola toma, se filma un plano en el que los intérpretes están ante la puerta de una inmensa fortaleza que en realidad es tan sólo una maqueta de pocos centímetros de altura.

17 pensamientos en “«Arquitectura en el cine silente» (Por Begoña Eguskiza)

  1. Resulta que Schüfftan, fue el realizador de la fotografía en «Les yeux sans visage», de Georges Franju 1960 . Una cosa lleva a la otra . Gracias Pedro por este dato que me había pasado desapercibido.

    Le gusta a 1 persona

    • Si, después de leer tu artículo recordé la peli de Franju pues la volví a ver hace muy poco. Y la fotografía de Schüfftan es… tremenda. Y de ahí que la pusiera en Twitter. También hizo la foto de La cabeza contra la pared, también de Franju y la inolvidable El buscavidas, de Robert Rossen. Y para rematar, y antes que Metropolis, Los Nibelungos: la muerte de Sigfrido, tambien con Fritz Lang. Ahí es ná, el tal Schüfftan…

      Me gusta

  2. No hay que olvidar al genio de Figueras.Salvador Dalí, diseñó la secuencia onírica del sueño de Gregory Peck en la freudiana película de Spellbound (Recuerda),1945 dirigida por el maestro del suspense Alfred Hitchcock y protagonizada por Gregory Peck e Ingrid Begman. Hitchcock deseaba captar la viveza de los sueños como nunca antes y Dalí es la persona más indicada para hacerlo, el cineasta busca la implicación del artista para que traslade a los escenarios una visión innovadora de la representación del sueño. La participación del artista en la película se centra en el diseño de los decorados donde se sucede la escena que da sentido al desenlace del argumento principal. Asimismo, la influencia creativa del artista se hace evidente en la multitud de elementos dalinianos recogidos en el film, entre los cuales adquieren un claro protagonismo los ojos, en esta ocasión, sesgados por unas tijeras. Junto con la Banda Sonora compuesta por el maestro Miklos Rozsa , tejen la alfombra donde pisan las imágenes…https://youtu.be/T3AK2qr9SkM

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario